lunes, 17 de septiembre de 2012

RYANAIR Y LOS DOS ESBIRROS: como reconocer una campaña de acoso y derribo en Españistán

Érase una vez un pueblo costero con puerto, en plan canción de Sabina. Y de ese puerto salía un ferry a una isla. Al principio todo iba bien: sólo había una compañía de ferry. Pero un día apareció otra. Y la primera compañía ya instalada decidió que el libre mercado bien entendido empieza por sodomizar al oponente, y contrató a dos esbirros. Los muchachos se colocaban en la calle, cerca de la oficina de despacho de billetes de la primera compañía que les había contratado y, a codazos y empujones, a voces y escupitajos, desviaban a los clientes hacia su propia oficina. Y como consecuencia más que deseada, evitaba que fueran hacia la oficina del competidor. Y colorín colorado, a la competencia por el piiiiiiii  le han dado, porque la autoridad competente no ve, ni siente, ni padece. MORALEJA: El libre mercado y la competencia son simulacros que sólo sirven para ayudar a crear esta ficción tipo Matrix que es la democracia en España.

Esto que les cuento me lo han contado a mí, pero no como un cuento - valga la rebuznancia - sino como una realidad. Y ahora al grano ¿qué tiene que ver con Ryanair?

No les engaño: cuando he visto lo que le está ocurriendo a la compañía pirata irlandesa, he sentido tentaciones de alegrarme. Pero luego me he dado cuenta de que eso mismo se hizo hace dos años y medio con los controladores aéreos. Y he pensado que no iba a abundar en ese vicio tan nuestro: alegrarme de las desgracias de los demás aunque lo que ocurre envilezca aún más nuestra democracia.

¿No les parece un poco sospechoso que, de repente, Ryanair aparezca en los principales diarios de este país? ¿Y que ocurra ahora, a pesar de que Ryanair lleva haciendo lo mismo muchos años y las autoridades lo tienen que saber? ¿Y que todas las noticias se repitan una y otra vez en el mismo sentido? ¿Y que esto ocurra con las nuevas low-cost españolas intentando despegar? ¿Y que además Ryanair sea dueña de la mayor cuota de pasajeros traídos y llevados en España? ¿Y que Ryanair haya inventado una forma de subvención seudopública muy interesante a la que no tenían acceso las otras compañías? ¿Y que las low-cost españolas tengan habitualmente precios 4 y 5 veces superiores a Ryanair dando un servicio objetivamente igual de malo o peor, y pagando mucho peor a sus empleados? ¿Y que esto mismo que se publica de Ryanair no se publica de las otras compañías a pesar de que les ocurre con una frecuencia similar?

Si fuéramos un estado de derecho, con un poder judicial independiente y con una prensa independiente del poder; aún más, si fuéramos un estado derecho en el que estos poderes ejercieran el control sobre el poder ejecutivo, ocurriría esto:

Se inspeccionaría a Ryanair, y a partir de ahí se tramitarían las denuncias a las que hubiera lugar, si es que hay lugar a alguna. Y ya con un veredicto objetivo y fundamentado al respecto se publicaría información objetiva y clara. Y todos sabríamos que eso que le pasa a Ryanair sólo le pasa a Ryanair. Como no lo estamos ha pasado esto:

Ryanair, en parte por mérito propio, ha despertado las iras de gente importante y poderosa. Y es posible que le hayan montado una campaña de desprestigio a la que se podrían haber prestado vergonzosamente los periódicos españoles. Igual que pudo ocurrir con los controladores. Publicando información sesgada, mal contrastada, y sobre todo sin publicar la versión del contrario.

Dicho de otro modo: Quien esté detrás de esto, especialmente si tiene que ver con el Gobierno, tenía dos opciones: ejercer de estado democrático y dejar que los instrumentos legales e independientes hagan su trabajo; o bien ponerles dos esbirros.

A Ryanair le han puesto dos esbirros. ¿No les da vergüenza comprobar como Europa, después de que el Gobierno amenazara a Ryanair con quitarle la licencia, ha tenido que recordar a nuestro país que no somos competentes para hacer eso?

El estado de derecho sólo se puede defender de dos formas: o bien siendo escrupulosos con los métodos y normas que el propio estado se ha dado y entendiendo que su grandeza está precisamente en que cuánto más se usan, a pesar de los pesares, más fuertes son esos métodos y normas; o bien desde las cloacas.

Parece que seguimos pensando que el estado de derecho se defiende desde las cloacas. Y nos ha gustado tanto que ya sólo se defiende desde las cloacas. Españistán, Españistán ....

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