sábado, 8 de enero de 2011

Los privilegios de los Controladores. La jornada laboral.

Qué hermosa tarde para pararse a escuchar el sonido del mundo; y es que, tal vez, esa música redonda sean cantos de sirena; tal vez no haya otra música que la música del corazón; la música interna; la única música. Pero hoy, más urgente cada vez, más imperioso, el negocio redondo de los controladores de los controladores, esos enanos anticonstitucionales, nos saca del sueño a los mandriles mansos, y no les podré contar lo del espejo y la espuma, y todas esas cosas que quedan pendientes para una ocasión menos pepiña.    Apago la música del mundo, como decía, y pongo en marcha el magnetófono repetitivo y lerdo con el último "hit" de la temporada laboral: "cáguese usted en un controlador privilegiado". Lo enciendo y sale una voz de muerto cerebral que repite sin cesar que hay que acabar con los privilegios de los controladores. Qué les voy a contar que ustedes no sepan. 

Pero es que estos días, con una actualidad que rabia desde la impotencia de sentirse arrumbada, ha salido la noticia de que AENA, ese zoológico donde caben desde cagadas de elefante hasta mandriles pasando por manatíes y por urracas ladronas, AENA, decía, cerró el espacio aéreo español el día 3 de diciembre cuando podría no haberlo hecho. Es decir, que el 3 de diciembre, el día en que los controladores aéreos cerraron el espacio aéreo y dejaron de trabajar, mire usted por donde ni cerraron el espacio aéreo ni dejaron de trabajar. Dos aclaraciones al respecto, por si no ha quedado claro:



1º     El espacio aéreo lo cerró AENA, no los controladores. La orden de cerrar el espacio aéreo no salió de controladores en el puesto de trabajo.

2º     El día 3 de diciembre había suficientes controladores aéreos trabajando como para que los aviones hubieran seguido volando. De hecho el espacio se cerró con algunas dependencias funcionando al 100%.

Mola, ¿eh?. ¿Han leído ustedes la noticia? Porque es de Europapress. Yo tampoco. ¿Será que no es muy importante saber que es posible que el cierre del espacio aéreo y el consecuente estado de alarma fueran provocados por quien cerró y declaró? ¿Los medios de formación de masas encuentran más interesante la última flatulencia de Belén Esteban o de Maria Antonia Iglesias?

¿Y esto qué tiene que ver con la jornada laboral? Pues enlazando y hablándole, mi querido lector holográfico, de lo que quería hablarle, lo que de verdad ocurrió el día tres de diciembre es que un real decreto del gobierno decretero que nos acompaña estos días oscuros, decretó (y valga de nuevo la rebuznancia) que no había tope en la jornada laboral de los controladores aéreos. Así. Como suena.

Hombre, me parece bien lo del trabajo. Trabajar tiene que ser una gran virtud y una cualidad que acompaña a los grandes prohombres. Pero tanto como infinito ... no se. ¿Usted, caso de trabajar, trabaja infinito? Bueno, bien pensado, tener una jornada de trabajo infinita no está mal, porque al menos ya no podrá salir un real decreto-ley aumentándola. Aunque dado el alarde de imaginación de nuestros muy virtuosos y trabajadores gobernantes, son capaces de encontrarla.

Antes de pasar a darles los datos, que molan mucho, tengo - como mandril y como persona - que explicarles que tengo dudas. Estoy intelectualmente inquieto al respecto. No duermo pensando en el trabajo y sus barrios marginales. Se me aparecen Marx (el hermano tonto de Groucho, Karl) y Adam Smith en sueños. Van vestidos de Ministro Fetish con una cartera ministerial fálica el uno, y vestido de director de periódico con tirantes de corazones el otro, y me dicen: "¡¡Trabaja, Mandril!!".  Yo trabajo sin parar y cuando voy a descansar un momentito, detrás, a una distancia respetuosa, una horda de enanos anticonstitucionales con careta de inspector de trabajo canta cantos regionales con una letra atávica de la cual solo distingo las palabras "yo que tu no lo haría, yo que tu no lo haría". Y es por lo siguiente:

Todo el mundo sabe que, si bien pensar y cuestionarse cosas está bien y todo ese rollete intelectual, eso hay que dejarlo para cuando uno está borracho. A la hora de la verdad, un par de valores bien asentados valen más que un número indeterminado de conciencias críticas. Por ejemplo: si la sociedad en general dice que el trabajo, en sí mismo, sin más, es un gran valor, pues entonces cuando digamos de alguien que es un gran trabajador, estamos diciendo una cosa buena. 

Pero a mi no me cuadra. No es solo porque admiro personalmente a ese sabio que se levantaba más temprano para estar más tiempo sin hacer nada. Es que yo no lo veo. Por ejemplo, todos estaremos de acuerdo en que hubiera sido muy bueno que ese gran trabajador que fue Stalin (José de nombre, mira tú), hubiera sido menos trabajador. Era, según cuentan los pocos que le sobrevivieron, infatigable. Pero seguramente hubiera sido mejor que fuera un poco más vago, y de esa forma le hubiera dado menos tiempo de perpetrar asesinatos en masa. ¿Me he puesto un poco radical? Vale. A ver que tal esto: ¿no habría mucha más gente feliz ahora mismo si ese gran trabajador que fue Madoff hubiera trabajado un poco menos? O por acercarnos a esta España nuestra, yo escuché en una entrevista al hijo del constructor conocido como "El Pocero" decir de él que era un hombre que trabajaba de sol a sol. Vale. O sea que si hubiera sido un poquito más vago, la burbuja inmobiliaria actual sería algo más pequeña, ¿no?. O si esos seres amables que se llaman banqueros y que nos hacen el favor personal de utilizar nuestro dinero para crear unas pequeñas crisis financieras, aunque luego haga falta rescatarles un poquito y sea de nuevo con nuestro dinerito, hubieran trabajado un poco menos, a lo mejor ahora habría menos tragedias personales de las que se llaman créditos hipotecarios.

No me salen las cuentas. Trabajar, así, en bruto, no parece una gran virtud. Dicho en plan resumen, un tonto, cuanto más trabaja, más tonterías hace. Incluso un listo, a base de trabajar demasiado se puede hacer tonto. Porque los logros humanos, el crecimiento, la riqueza, también necesitan un ritmo asimilable. Podríamos decir entonces que más que trabajar mucho, lo que hay que hacer es trabajar lo justo. Y hacerlo bien.

Desterremos el trabajo como virtud absoluta. No caigamos en la trampa de creer mejor al que no sabe qué hacer con su tiempo libre. No nombremos al obsesivo patológico "hombre del año". Más bien juzguemos a los hombres por el resultado de su trabajo, y no por la cantidad en kilos de trabajo que es capaz de desplazar. Y pasemos a los controladores.

De la Jornada Privilegiada de los Controladores

Seré breve. Nuestros preclaros padres de la patria han decidido distinguir entre Jornada Laboral, que incluye todo, y Jornada Aeronaútica, que sólo incluye el trabajo controlando aviones.

Mi jornada laboral (trabajo bruto, sea lo que sea) es, desde el día tres de diciembre, infinita. 
Un dato objetivo que quizá no conozca, mi lector anhelado: las jornadas laborales a turnos, con nocturnidad y que no distinguen entre días laborales y festivos siempre es sensiblemente menor a la jornada que se denomina ordinaria. No les aburro con más datos de los necesarios, pero los estudios sobre la disminución de la esperanza de vida de este tipo de jornada a turnos con respecto a la jornada ordinaria, respecto a índice de divorcios y separaciones, drogodependencias y etc, es abundante y asusta.

Mi jornada aeronaútica (es decir, controlando aviones) es de 1670 horas más 80 extras, es decir, 1750 horas anuales. Es decir, controlando aviones tengo que pasar un mínimo de 1670 horas más 80 extraordinarias. Pero además se me puede requerir para que haga otras labores que no sean controlar aviones (por ejemplo, dar instrucción a otros, elaborar manuales, formación, y si se tercia, hacer fotocopias). A esas labores puedo dedicar el tiempo que los gestores pidan hasta ... hasta ..., pues la verdad, leyendo el decreto ley del tres de diciembre, hasta infinitas horas.

En Francia, un país francés y europeo donde los haya, la jornada de un controlador (toda, no solo aeronaútica) es de 1000 horas anuales.

En Alemania, cuna de la civilización alemana, tan racional ella, la jornada de un controlador es de 1350 horas anuales.

En Gran Bretaña, en donde la democracia no es un cadáver descoyuntado como aquí, si no una realidad histórica, en donde si alguien llama a la puerta de tu casa a las 4 de la mañana, es que ha llegado el lechero o que tu hijo adolescente ha vuelto a salir de juerga sin llaves - no como aquí que puede ser Pepiño con un decreto Ley o Rubalcaba con un Estado de Alarma inconstitucional ; En Gran Bretaña, decía, la jornada de un controlador aéreo es de 1440 horas anuales. De esta jornada hay que deducir formación y un número no pequeño de conceptos, que dejan la jornada aeronaútica (es decir, llevando aviones) en no más de 1300 horas anuales.

No les hablo de la jornada laboral de los profesores, de los funcionarios etc. No les hablo de la no-jornada laboral de los diputados, ministros, sindicalistas de clase, diputados, ministros etc.

Así que tengo una jornada superior a la de mis democráticos colegas europeos; tengo una jornada que no respeta el descanso que se merece la nocturnidad y el trabajo a turnos; tengo la jornada más alta que puede tener un trabajador en España, por que es infinita; ¿y yo soy un privilegiado?

En uno de esos pelotones de fusilamiento llevados por aficionados al tiro al pichón que se llaman tertulias radiofónicas, escuché a dos mamporreros del poder decir del ministro de Fomento que sería lo que fuese, pero que de lo que no cabía duda era de que era un "trabajador infatigable". No me cabe la menor duda. No hay más que mirar el estado en el está España hoy en día. Tómese un respiro, Don José, por favor. Y así podrá asistir al parto de la burra de la próxima entrega de este blog que llevará por título: Los Privilegios de los Controladores. Otros Privilegios y Conclusiones absurdas.

1 comentario:

  1. Buenísimo este también que ya había leído. Me cabe preguntarme: seras capaz de encontrar causas a tu altura para seguir con el bló una vez esté resuelto el problema de los controladores controlaos?

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