sábado, 12 de noviembre de 2011

ELECCIONES GENERALES 20-N: SE RIFA UN CERDO.

Ya están aquí las elecciones generales. La fiesta de la democracia. La participación y la esencia del ciudadano fetén.

Y yo con esta sensación íntima y refrescante de que, en realidad, lo que está aquí es la rifa ritual y periódica del cerdo más gordo y sabroso, cerdo entre los cerdos, cerdo destacado y principal que dará de comer rico-rico y gratis a aquel afortunado al que le toque.

Se lo comento a mi señora.

- Niña, esto de las elecciones es un poco como si rifaran un cerdo, como en las fiestas del pueblo, ¿verdad?
- Claro cariño, pero la cena hoy te toca a ti. Y luego rifas lo que quieras.
- No, lo que quiero decir, es que ...
- Pepe, ya te veo venir y hoy te toca hacer la cena a tí. Ni rifa ni nada. Si quieres rifamos la de mañana, que me toca a mi.

Verán, lo que quiero decir es que, después de intentar entender algo del proceso electoral en el que nos hallamos sumidos, me he quedado peor o igual que antes de intentarlo.

Uno podría pensar que la política es el arte de gestionar lo público. Para ello hace falta:

- Tener formación y experiencia laboral en la parcela de poder que ocupes.
- Tener claro que debe ser un trabajo limpio y honesto, porque quien lo ocupa es figura de poder y referencia para el resto de la ciudadanía.
- Tener claro qué es eso del Bien Común, y perseguirlo aún a costa del bien particular de uno mismo.
- Tener una cierta idea de la integridad que te deje claro que si prometes cosas, debes poder cumplirlas, y si no lo consigues te debes ir.

Y paseando por la calle, con sus carteles electorales; leyendo la prensa con sus escándalos políticos; comprobando las cifras que se gastan en publicidad electoral; viendo la impunidad que proporciona la carrera política; haciendo todas estas cosas llego a esta conclusión:

En España, hoy por hoy la carrera política la hacen aquellos que quieren que nadie pueda tener ningún control efectivo sobre su trabajo (ni siquiera los otros poderes del estado); aquellos que quieren ganar mucho dinero, pero tributando muy, muy poco; aquellos que tienen alma de empresario pero prefieren no arriesgar; y por último aquellos que quieren que todo esto se garantice al menos durante cuatro años. Prorrogables al infinito.

¿Como se accede? Muy fácil, compras papeletas para la rifa, y si te toca, a comer cerdo. Es una rifa porque las papeletas del cerdo no vienen más que de la suerte que tengas en las elecciones, que no se basan en un sistema racional, si no en una campaña publicitaria y en lo que ocurra alrededor.

Cuando contemplo al Menistro de Gasolineras y Farmacia me reafirmo en lo anterior: sin formación, sin experiencia laboral, sin escrúpulos, agarrado al sillón como lapa a la roca, y sin embargo comprando números a granel para la rifa. Y le toca seguro.

Puestos a rifar, más que rifarme con mi señora quien hace la cena de mañana, yo compraría boletos para la rifa del cerdo que decíamos. Pero me entra un dolor de estómago que, aunque me tocara, no podría comérmelo.

Desgraciadamente, se confirma: para participar en esta rifa hace falta estómago. Si usted  no lo tiene, pruebe suerte. A lo mejor le toca.

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