viernes, 30 de noviembre de 2012

Las tribulaciones de CIU: Mas es una rubia.

Todo aclarado en las elecciones catalanas. Todo en su sitio, pesado, medido, tasado y  archivado.

Pero no se crean, hasta hace una hora no entendía nada.

La duda me surgía cuando hice balance de todo este proceso de elecciones catalanas:

- Va un tío y, cuando todo a su alrededor se desmorona, no hay para pagar servicios sociales, no queda ni para pipas, él decide que es un buen momento para irse. Hombre, para un individuo particular no está mal pensado. Yo porque no se dónde ir y me río, que si no me iría ya mismo. Pero para un político, responsable de una gran parte de la crisis, hace feo.

- Para irse, parece pensar el hombre que lo mejor es arriesgar una posición cómoda (sigue cobrando, con dietas, con chófer, con mamandurria), y pedir el derecho a decidir si Cataluña se quiere ir. Sin que quede muy claro ni cómo ni a dónde. Está convencido de que gana de calle.

- Convoca elecciones y pierde escaños. ¿Por qué? Los que creen en un proyecto independentista se tiran hacia la asociación vecinal de mamoncetes ERC, y los que no, se cortan las venas, porque lo que les presentan como alternativa es PSC, PP y Ciutadans. Argh. Cataluña no puede pagar sus servicios sociales y las elecciones costaron 30 millones según dicen. Una convocatoria apropiada, vamos. Muy comprensible para el millón de familias españolas que tienen a todos sus miembros en paro.

- Aunque presentó las elecciones como un voto de confianza a su proyecto a favor del derecho de Cataluña a decidir - que no a ser independiente -, y luego perdió muchos escaños, interpreta que el hecho de perder es una señal de apoyo a su gestión inexistente (acababa de empezar) y a su consulta. Y decide que no va a dimitir. Lógico, ¿no? ... un momento, ... ¿lógico?

¿Soy yo, o ahí hay algo que no cuadra? Y pensé, y pensé, y pensé ... y llegué a una conclusión:

Artur Mas es una rubia.

¿De dónde surge esta revelación? El otro día me contaron una modalidad de chiste que se encuadra en el género de "chiste de rubias". Son chistes que tienen de malo que asocian una cualidad mala - la estupidez - a un género y a un color de pelo. Tienen de bueno que a veces son graciosos y hacen reír.

Uno de ellos cuenta que en un colegio de rubias, el profesor pregunta a una de ellas:

- Rubia  1, ¿cuánto son 2 + 2?
- Eeeeeeh .... ¿3?

Y ante esta respuesta, el resto de rubias corea:

- ¡otra oportunidad! ¡otra oportunidad!

Y el profe le da otra oportunidad:

- Vale, ¿cuánto son 2 + 2?
- Eeeeeeeh ... ¿5?

Y las rubias de la clase corean de nuevo:

- ¡Otra oportunidad! ¡Otra oportunidad!

Y el profe le da una tercera oportunidad:

- Venga, ¿cuánto son 2 + 2?
- Eeeeeeeeh .... ¿4?
- ¡¡Otra oportunidad!! ¡¡Otra oportunidad!!

Artur Mas es una rubia, y aunque se ha equivocado, quiere - y obtiene - otra oportunidad.

Y entiéndanme, yo no soy antinacionalista, ni - para el caso - anti nada de nada. Me parece bien tener el derecho a decidir sobre todo lo que se tercie, y tampoco soy - desde luego - antiespañol. Me parece que no es muy buen momento para ser anti-algo. El problema de Mas no es que sea catalán, ni que quiera ser independiente. Son opciones nacionales e ideológicas. De hecho con su actitud de oportunidades infinitas ha demostrado una cosa con claridad: es un político típicamente español.

Bien pensado, todos los políticos españoles son unas rubias.

España, en política, es el país de las oportunidades infinitas. Haga lo que haga el gestor público, meta la gamba que meta, destruya lo que destruya, ¡¡¡otra oportunidad!!! ¡¡¡otra oportunidad!!!

Hasta tal punto es así, que incluso las pocas veces que aciertan, luego cambia el gobierno y ¡¡¡otra oportunidad!!! ¡¡¡otra oportunidad!!!, con lo cual los pocos aciertos que tienen, ya se encarga el siguiente, en su siguiente oportunidad, de convertirlos en errores, y .... ¡¡¡otra oportunidad!!! ¡¡¡otra oportunidad!!!

Ya saben que sostengo que España padece un grave caso de invertebración denunciado por el Maestro Ortega. Solo saldremos de esta si somos capaces de tener un proyecto común. Y los políticos tienen que generar la suficiente confianza en ese proyecto para que el pueblo pueda creer en ese proyecto por encima de sus opciones ideológicas y nacionales. Y lo que ha hecho Mas no genera confianza. Es exactamente lo contrario.

Lo único bueno que tiene la situación es que Mas ha demostrado que una rubia puede ser hombre, y sobre todo, que hay muchos políticos que son rubias.


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