jueves, 6 de diciembre de 2012

La Rebelión Social que se avecina: parte 1


Que España va camino hacia la rebelión social es un hecho incontestable. La incertidumbre está en saber cuándo ocurrirá, y cómo será de violenta.  También será curioso comprobar si algún gestor público de alto nivel se dará cuenta a tiempo. Y si le harán caso, o si por el contrario sus conmilitones se limitarán a encerrarlo en un manicomio.

Las razones son simples: los ciudadanos no saben por qué se están apretando el cinturón, o pidiendo comida en Cáritas. No pueden entender que se apliquen medidas como la Reforma Laboral, mientras los señores que las aplican viven en un mundo de color, fantasía y morro impresionante. No saben cual es el proyecto para España que estos señores proponen, porque a los ciudadanos les aplican una política de austeridad salvaje mientras los causantes de la crisis y los gestores públicos, que estaban por allí casualmente cuando ocurrió, viven igual de bien o mejor. No entienden ni el proyecto, ni nada. Los gestores públicos no generan confianza con su actitud. Y, o no saben, o no quieren explicar el proyecto que tienen. Estamos perdidos. La gente tendrá cada vez menos que perder, y cuando llegue ese momento en el que la rabia sea mayor que el miedo ....

Pues falta poquito ya. Es en las pequeñas cosas en las que se notan los desajustes que llevan a esta situación, porque indican con qué mentalidad se afrontan los grandes retos. Miren esto:

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/06/espana/1352208235.html

Resulta que a los señores diputados, por el hecho de serlo, les regalan un Ipad. En plena crisis. En pleno festival de ERE. En pleno lleno en los comedores de Cáritas. Esto, ya de por sí, es de traca. Les cuento:

- El Ipad más barato vale 400 euros. La Samsung más barata 300. De ahí se puede seguir bajando hasta conseguir opciones más que dignas a 100 euros. El Ipad es la tablet más cara. De ese precio más de la mitad es la marca. Apple es una empresa que fabrica productos caros, sofisticados y especialmente dirigidos a los profesionales del diseño y del ámbito de la creación audiovisual.

Las preguntas que me surgen son sencillas, a la par que inelegantes:

- Todo el mundo sabe que más de la mitad de los diputados tienen uno o varios asistentes y asesores. Es muy probable, entonces, que más de la mitad de sus señorías sean analfabetos funcionales. ¿Para qué quieren una tablet que probablemente no aprendan nunca a usar? ¿No estaría el dinero mejor invertido si les pagaran con él cursos de formación?

- Si tienen que tener una tablet, ¿por qué es la más cara del mercado? Un escalofrío me recorre la cartera: porque la pagamos los demás. Dejémonos de rollos: el Ipad es una pijada. Es muy buena, pero es tan, tan buena, que el uso que le pueden dar los diputados - si se lo dan - estará siempre por debajo de sus posibilidades. Si van a usar una tablet de 400 euros como si fuera una de 100, ¿cuál deberían comprarse?

- Si la van recibir, ¿no debería ser obligatorio un certificado de aptitud REAL de manejo? Es decir, ¿no deberían al menos asegurarse de que la van a aprender a usar? Supongo que sería un control intolerable sobre la soberanía popular, o cualquier cosa parecida que se les ocurra. Pero de aprender a usarlo, nada.

Esto ya es sangrante. Pero no es lo peor. ¿Están preparados? Lo peor es que:

¡¡SI LO PIERDEN, SE LO REPONEN!! Hasta 30 fueron repuestos. Sin preguntas. Sin control. Alucinante. Uno no puede dejar de pensar que algún familiar ya tiene Ipad.

El detonante de la desconfianza es, sin embargo, esto otro: El presidente del congreso vende como una gran hazaña que ya no se les va a reponer. ¡¡QUÉ MORRO!!

Si mi empresa me entrega un instrumento de trabajo y yo lo pierdo, lo acabo pagando seguro. ¿A ustedes les pasa lo mismo?

Pues ellos no sólo no lo pagan, si no que esperan que se les reponga. Y si no se hace, el Presidente del Congreso lo vende como una gran medida de austeridad.

Los mismos tipos que han aprobado una Reforma Laboral extrema, se aplican a sí mismos un código mucho más suave. Eso no genera confianza. Y eso nos lleva a la rebelión social de cabeza. Urge que no ocurra porque estas cosas se sabe cómo empiezan, pero no como acaban. Pero sus señorías no están para esto ahora. Están jugando con el Ipad.

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