martes, 11 de diciembre de 2012

La Rebelión Social que se avecina: Parte II. Motín a bordo por desconexión.


"Si no tienen pan,
que coman pasteles ..."

María Antonieta, poco antes de perder la cabeza




De todos los síntomas que pronostican una rebelión social, el más grave sin duda es la desconexión entre todos aquellos a los que pagamos por gestionar lo público (políticos, etc), y nosotros, o sea, el pueblo gobernado.


Uno de los hechos que apuntan a este diagnóstico nos lo da hoy la prensa, aunque ya lo sabíamos hace tiempo:

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/12/11/espana/1355220610.html

Hay, no ya una desconexión, si no un abismo entre el mundo del diputado que va en primera, o en preferente, o en business class, y el tipo que está en la cola de Cáritas para pedir comida, y que antes de ayer fue despedido gracias a una reforma laboral que ha aprobado el de la business class.

Hay un mundo de distancia entre el tipo que acaba de ver cómo su trabajo ha pasado de ser digno a ser un trabajo de mierda, de 12-horas-diarias-o-te-echo, remunerado a 800 euros al mes, y el tipo que le dice por la tele que eso es necesario para sacar el país adelante justo antes de ir a ver a su familia a Santiago en primera tomándose un zumo.

Hay una quiebra insalvable entre la familia con todos los miembros en paro y con la incertidumbre de cual será la primera noche que pasarán al raso por el deshaucio, si la de hoy o la de mañana, y la tipa que viaja en AVE en primera y gratis total a ver al novio porque, aunque vive en Madrid, salió diputada por Sevilla, y a la vez explica a esa familia de antes, que la cosa está muy mal y no hay trabajo para remediar su situación. Lo siento. Vuelva usted mañana.

¿En qué se nota la quiebra? En que el pueblo no entiende por qué ocurre eso. No es capaz de unir su situación de quiebra económica y personal con la actitud derrochadora de esa persona que además le dice que hay que tener el cinturón apretado.

Imagínense que va usted en un barco. El Capitán es un tipo que ha sido elegido como capitán por todos los tripulantes y pasajeros para gobernar la nave. Porque él mismo insistió mucho en que le eligieran, que él sabía cómo se hace. Un día reúne a todos los pasajeros y marineros y les dice que ha habido un error en las raciones de comida - que él mismo gestionaba - y que hace falta hacer un sacrificio:

- Compañeros de travesía, cada día uno de los que van en el barco se va a quedar sin comer. Y además hay que comer mucho menos. Y mucho peor. Todo por el bien del barco.

Y pasan los días, y los marineros, a los que se les pide que trabajen más, están cada vez más delgados. El Capitán está cada vez más gordo y reluciente. Un día usted ve que su familia  - que ha pagado el pasaje - está enferma por desnutrición. Pero sabe que todos tenemos que hacer un esfuerzo, como ha dicho el Capitán, qué se le va a hacer. Es por el bien de todos. Total, que un día usted entra para saludar al Capitán y se lo encuentra comiéndose un bocadillo de jamón serrano de metro y medio, tumbado en una hamaca y con una botella de Ribera del Duero a su lado, abierta y con síntomas de estar siendo utilizada. Es usted un mar de dudas. ¿No había que hacer un sacrificio? ¿No había que racionar lo poco que hay? Nota un fuego en los pies, y cómo le va subiendo. Cuando llega al pecho, gira la cabeza y ve una estaca encima de la mesa. El Capitán le mira, se da cuenta, y le explica:

- Hay que hacer un sacrificio, que la cosa está muy mal y que casi no hay víveres.

Usted le plantea su duda:

- Si eso es así, ¿qué hace usted con un bocadillo de jamón, sin síntomas de haber pasado hambre, y tumbado en una hamaca?

Y él le contesta:

- A mi me ha elegido el pasaje y la tripulación. Y le recuerdo que la insubordinación es ilegal, amigo mío.

Y ahora la pregunta tipo "lectura y comprensión de texto": ¿Cogería usted la estaca?

Me fascina que los señores diputados no hayan renunciado, motu proprio, a ir en primera. De los senadores ni hablamos. No debieran ni existir, o sea que lo de viajar gratis ni mencionarlo. Me fascina que su comprensión de la situación no pase por entender que la confianza del pueblo en sus gobernantes hay que trabajarla. Y que crisis económica, paro generalizado, estado en quiebra, y viajar en primera, no van juntos.

Aunque solo sea por la pedazo de foto que se pueden sacar orgullosos de haber sacrificado su privilegio de ir en primera, todo por el pueblo, parece mentira que estén dejando pasar la oportunidad.

Y la estaca encima de la mesa. Y cada vez con más ojos mirándola.

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