lunes, 16 de mayo de 2011

Y ahora, ¿a quien voto yo? II. Los privilegios de los políticos: NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO

Siguiendo en mi carrera desesperada a la búsqueda de una pista para saber a quien debo votar, me encuentro con que en España ha habido este domingo - y habrá en los sucesivos - unas manifestaciones. Son como un gruñido de dolor colectivo, una jartura verbalizada que parece querer decir "tonto serás tú, sinvergüenza". Y por supuesto - huelga decirlo - está dedicado a la mayor escuela de ladrones y pícaros que hay en España después de las academias de MBA, es decir, los partidos políticos. Pues bien, en una de las muchas manifestaciones que ha habido en esta España mía, esta España nuestra, coge una persona humana y se lanza a la calle con un cartel que tiene el siguiente eslogan:



NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO


Podría pasar días enteros escribiendo párrafos enteros para expresar ideas completas surgidas de lecturas atentísimas de teorías elaboradísimas por intelectuales profundísimos, y nunca llegaría a expresar con tanta claridad, rotundidad y sencillez lo que pienso como lo refleja este peazo de frase. La oración refleja hartazgo, asombro ante la magnitud de nuestra cleptocracia española, conciencia limpia, ingenio genuino que surge del desencanto ante la cantidad y calidad de nuestros embutidos políticos.

Y, preocupado como estoy por decidir el sentido de mi voto, voy y me pongo a imaginar qué querría yo para mi pueblo, para mi comunidad autónoma e incluso para mi país desde este punto de vista.

Ya lo tengo: quiero gestores públicos que sean honrados en el fondo y en la forma.

Vamos a ello. Yo quiero:

- Ley de Financiación de Partidos. Quiero que los partidos se comprometan a NO ACEPTAR DONACIONES NI SUBVENCIONES. De ningún tipo. Ni públicas ni privadas. Los partidos se deben financiar mediante las cuotas de sus afiliados. ¿Que no da? Chacho, chacho Que no da ¿para qué? ¿Para una sede en Ferraz? ¿Para una sede en Génova? ¿Para viajar en primera? ¿Para pagar el bocata y la cerveza al clá en los mítines? ¿Para pagar a una agencia publicitaria y otra de comunicación multimillonaria en las elecciones que les evite tener que explicar su programa y lo sustituya por una foto, un nombre y un lema? El núcleo de la corrupción actual está, no tanto en el gobierno, como en los partidos políticos. Tienen demasiado dinero, deben demasiados favores, atraen - como la mierda a las moscas - a los pícaros y a los sinvergüenzas. Y no tardan en medrar. Miren los carteles electorales. Menos dinero supondrá más imaginación y menos corrupción. Eso me gusta.

- Una Ley de Transparencia de los Cargos Públicos. Yo quiero que, en un esfuerzo de honestidad y auténtica dedicación al pueblo, los cargos públicos tengan que vivir única y exclusivamente de lo que cobran (que no es poco). Sus cargos tienen que ser incompatibles con cualquier otro sueldo (sea del tipo que sea). Además su patrimonio no puede sufrir modificaciones que no sean compatibles con sus ingresos, durante el ejercicio del cargo y durante los siguientes 10 años. Además el patrimonio de las personas inmediatamente relacionadas con su entorno debe ser también transparente. Además debe haber un control independiente de todo lo anterior, hecho por una comisión técnica, compuesta por expertos que acceden por concurso público. ¿Los políticos no son estos peazo de profesionales que dedican su vida a los demás desinteresadamente? PUES QUE SE NOTE.

- Un decreto de regulación de sueldos públicos: Las retribuciones ordinarias de los políticos no pueden -como están ahora - estar en manos de estos mismos políticos. Ya hemos visto el resultado: al comienzo de cada legislatura su primer acto legislativo consiste en subirse el sueldo. Y no una media normal, no. Pero vamos a ver, ¿no son gestores públicos? Pues entonces es muy fácil: que se homologue su categoría y su sueldo con uno de los que tiene la administración pública del estado en función de sus méritos. Y la subida de sueldo -  o bajada, o congelación - que sea la misma que para los trabajadores públicos.

- Unos requisitos mínimos para el acceso a la profesión. Así alejaremos a los jugadores de ventaja, a los arribistas, a los pícaros al resto de moscas en busca de caca. ¿Cómo? muy fácil: ¿No hay requisitos mínimos para el reconocimiento del derecho a concurrir a elecciones? Claro que los hay. Intente usted hacer un partido político de usted mismo y verá que no le dejan si no cumple con algunas cosas más que su mero deseo de ser elegido. Por la misma razón podrían poner requisitos mínimos para el acceso a los cargos públicos. Yo propongo que sean de dos tipos: Uno, de tipo académico. Es decir, que se tengan estudios que certifiquen de alguna forma la idoneidad del candidato. Dos, de corte curricular: que tengan la experiencia demostrada necesaria para ocupar un cargo. El ministro, pongamos, de Fomento debe tener alguna experiencia en el campo de la gestión de infraestructuras. La ministra de sanidad, por ejemplo, debe saber qué es una tirita.

En fin. Pues esta es, por ahora, mi carta a los Reyes Magos. Así que agarro por banda los programas electorales del 22 de mayo y me dedico a buscar qué partido propone este tipo de cosas. Aunque sea en el ámbito municipal y autonómico, que seguro que algo se puede hacer.

Una lágrima, triste y velada, corre por mi careto sin afeitar. NADIE. NADA. Esto tampoco les interesa. En mi carrera ansiosa por el voto correto, que diría mi Pepe, encuentro que la honradez tampoco es una prioridad.

NO me rindo. Son cero de dos. Pero yo sigo. Mañana buscaré con optimismo porque se que la respuesta llegará y aparecerá clara y distinta. Antes del día 22.



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